Cuando nos preguntan si disponemos de un buen seguro a nivel personal o profesional, siempre tendemos a contestar que sí, aun cuando en la mayoría de los casos jamás lo hemos tenido que utilizar y por consiguiente no sabemos la cobertura real en caso de un siniestro.
La póliza del seguro suele ser como un jeroglífico indescifrable que nadie entiende ni se lee.
El seguro es como un impuesto revolucionario que se paga con desgana con el deseo de no tener que utilizarlo nunca.
Conseguir un seguro con las coberturas correctas a nivel profesional, en especial en el sector del transporte, conlleva un arduo trabajo de campo. La multitud de exclusiones que tienen en la mayoría de los casos redunda en más de un susto en el caso de tener un siniestro.
La variedad de coberturas es tan extensa como los productos que son susceptibles de transportarse: mercancía peligrosa, refrigerada, maquinaria, productos frágiles, antigüedades, unidades médicas móviles, productos alimentarios…
El cliente debe conocer cuáles son los capitales máximos asegurados para que, en el caso de que su mercancía supere dichos valores, poder contratar un seguro adicional que cubra todo el valor.
¿Estás seguro de que conoces y controlas esa información?
Por este motivo la comunicación entre el transportista y el cliente es tan importante en este tema. Si todas las partes implicadas creen que “es cosa del otro” este asunto, cuando llegan los siniestros vienen los problemas (inexistencia de seguro, falta de cobertura, infraseguro, exclusiones en póliza, etc.).
De cara a que nuestra compañía de seguros nos cuide como clientes, el sector de transporte ha de realizar un exhaustivo trabajo interno para minimizar los riesgos (personal formado, equipos perfectamente mantenidos, gestión de incidencias…).
La negociación con nuestra compañía aseguradora siempre es más fácil cuando nuestra siniestralidad no está disparada y somos un cliente rentable. Una siniestralidad alta perjudica nuestro precio de seguro, el servicio que damos y la propia imagen de nuestra empresa.
En definitiva, reduciendo al máximo nuestros siniestros cuidamos de nuestro cliente, de su producto, de nuestro personal y de nuestra compañía de Seguros.
En TRANSLOGROÑO tenemos una siniestralidad cercana a cero incidencias, resultado de muchos años intentando cuidar la mercancía que se nos confía.